Las relaciones que existen entre el hombre y las bacterias son verdaderamente interesantes. Todos sabemos que muchas bacterias son perjudiciales. Enfermedades como el tifus o fiebre tifoidea, el cólera, la difteria, la neumonía y todas las infecciones que se producen en las heridas están causadas por distintas clases de bacterias. Es lógico, pues, que el hombre les tenga miedo.
Sin embargo, de no ser por la acción de otros tipos de bacterias, no sería posible la vida sobre la Tierra. En realidad, el hombre incluso llega a cultivar ciertas bacterias porque le son útiles y necesarias.
Definición de Bacteria
Las bacterias son microorganismos unicelulares clasificados científicamente como miembros del reino vegetal. Se reproducen por bipartición, es decir, segmentándose para dar origen a dos nuevos microorganismos. Las bacterias suelen considerarse como los miembros inferiores del reino vegetal. Cada una de ellas es un fragmento individual de materia viva, aunque sin núcleo. Su tamaño es del orden de una milésima de milímetro y algunas llegan a ser tan pequeñas que no pueden verse ni con ayuda de un microscopio corriente.
Las bacterias constituyen una de las clases básicas más amplias de seres organizados. Se conocen también popularmente por gérmenes, nombre menos apropiado, ya que abarca a casi todos los organismos invisibles causantes de enfermedad. Aunque existen innumerables clases de bacterias, sólo unas pocas pueden vivir en el cuerpo humano y muchas de ellas no son perjudiciales. Otras, sin embargo, llamadas patógenas, pueden producir enfermedades como la tuberculosis, difteria, tétanos, fiebre tifoidea y neumonía.
Uno de los primeros en investigar el papel de las bacterias y otros microorganismos en las enfermedades humanas y animales fue el científico francés Louis Pasteur. Otro científico, Robert Koch, ideó posteriormente un sistema de normas para comprobar si determinados gérmenes causaban determinadas enfermedades.
Las bacterias abundan por lo general en cualquier lugar del medio humano donde haya humedad; la protección contra las especies peligrosas requiere medidas selectivas, ya que pretender evitarlas todas sería imposible. Los cubiertos y enseres de cocina deberán conservarse bien limpios para eliminar de ellos posibles gérmenes patógenos. Lo mismo cabe decir de las manos, que habrán de lavarse antes de comer, especialmente tras prolongado contacto con sustancias sospechosas de alojar bacterias, como residuos humanos o animales. El baño, finalmente, deberá ser frecuente.
La importancia de estas medidas ha quedado bien comprobada por la investigación. Se ha podido saber, por ejemplo, que en la ropa interior ordinaria bien lavada y seca el contenido bacteriano se reduce a unas 150 unidades por centímetro cuadrado, cifra que se eleva a 60,000 en un solo día de uso; ello quiere decir que el número de bacterias se multiplicaba por 400 en un día y puede ascender a 1,500,000 por centímetro cuadrado al cabo de una semana.
Desde el descubrimiento básico de Pasteur en el siglo pasado, la medicina ha puesto en acción todo un arsenal de formidables armas contra las bacterias, aparte de las higiénicas, como limpieza, purificación de aguas potables e instalación de adecuados sistemas de evacuación. Para limpiar heridas e instrumentos se dispone de antisépticos como el yodo y el alcohol. Con antibióticos como la penicilina y las sulfamidas se combate una amplia gama de infecciones bacterianas. La mejor protección contra las bacterias consiste en la prevención, es decir, la limpieza dentro y fuera del cuerpo.
Por último, te dejo este resumen de las características básicas de las bacterias:
Clases de bacterias
Las bacterias constituyen una de las clases básicas más amplias de seres organizados. Se conocen también popularmente por gérmenes, nombre menos apropiado, ya que abarca a casi todos los organismos invisibles causantes de enfermedad. Aunque existen innumerables clases de bacterias, sólo unas pocas pueden vivir en el cuerpo humano y muchas de ellas no son perjudiciales. Otras, sin embargo, llamadas patógenas, pueden producir enfermedades como la tuberculosis, difteria, tétanos, fiebre tifoidea y neumonía.
Uno de los primeros en investigar el papel de las bacterias y otros microorganismos en las enfermedades humanas y animales fue el científico francés Louis Pasteur. Otro científico, Robert Koch, ideó posteriormente un sistema de normas para comprobar si determinados gérmenes causaban determinadas enfermedades.
Las reglas formuladas por Koch fueron:
1-} El germen debe hallarse en el interior del cuerpo de la persona o animal afectados por la enfermedad; para verificar la presencia del germen se toman muestras de la zona infectada, como garganta u oído.
2-} Desarrollados en otro cuerpo, los microorganismos deben ser capaces de producir enfermedad similar, o bien, cultivados en laboratorio, generar más microorganismos capaces de provocar la misma enfermedad.
1-} El germen debe hallarse en el interior del cuerpo de la persona o animal afectados por la enfermedad; para verificar la presencia del germen se toman muestras de la zona infectada, como garganta u oído.
2-} Desarrollados en otro cuerpo, los microorganismos deben ser capaces de producir enfermedad similar, o bien, cultivados en laboratorio, generar más microorganismos capaces de provocar la misma enfermedad.
Clasificación y tipos de bacterias
Por lo general, las bacterias se clasifican en tres grupos, según su forma. Así, existen los cocos, de forma redondeada; los bacilos, parecidos a bastoncitos y las espirilas, con forma de sacacorchos. Para reproducirse, simplemente se dividen en dos. Si las condiciones les son favorables, pueden multiplicarse a un ritmo muy rápido; afortunadamente, la naturaleza cuenta con varias formas de limitar su reproducción, pues de no ser así pronto cubrirían todo el planeta.
Las bacterias que causan la descomposición de las plantas y animales muertos son muy útiles para el hombre, porque no solo destruyen los tejidos muertos y los descomponen en sus elementos más sencillos, sino que, de no ser por ese tipo de bacterias la tierra estaría tan abarrotada de seres muertos que no habría lugar para los vivos.
Otros tipos de bacterias son útiles porque producen la fermentación. La leche o los zumos de frutas dulces se vuelven agrios porque se producen fermentaciones bacterianas: son fenómenos que a todos nos resultan familiares. Existen numerosos procesos industriales que dependen en gran medida de esta acción fermentadora debida a las bacterias. La formación de la crema o nata, que da su aroma a la mantequilla, se debe a ciertas bacterias. Igualmente, muchos de los quesos más apreciados deben su sabor, al menos en parte, a la actividad de las bacterias.
Las bacterias patógenas o generadoras de enfermedad dañan el organismo humano con las toxinas o venenos que producen. En tanto que algunas de estas toxinas son excretadas por el cuerpo otras permanecen en el interior de las células bacterianas hasta que se destruyen éstas. Una de las medidas protectoras del organismo contra la enfermedad infecciosa consiste en la producción de antitoxinas que contrarrestan aquellos productos bacterianos. El cuerpo elabora además otras sustancias que preparan a las bacterias para su ataque más fácil por los glóbulos blancos y su desintegración subsiguiente.
Las plantas no podrían existir sin las bacterias encargadas de combinar el nitrógeno con otros elementos del terreno para formar los nitratos que son básicos para la vida vegetal.
Otros tipos de bacterias son útiles porque producen la fermentación. La leche o los zumos de frutas dulces se vuelven agrios porque se producen fermentaciones bacterianas: son fenómenos que a todos nos resultan familiares. Existen numerosos procesos industriales que dependen en gran medida de esta acción fermentadora debida a las bacterias. La formación de la crema o nata, que da su aroma a la mantequilla, se debe a ciertas bacterias. Igualmente, muchos de los quesos más apreciados deben su sabor, al menos en parte, a la actividad de las bacterias.
Las bacterias patógenas o generadoras de enfermedad dañan el organismo humano con las toxinas o venenos que producen. En tanto que algunas de estas toxinas son excretadas por el cuerpo otras permanecen en el interior de las células bacterianas hasta que se destruyen éstas. Una de las medidas protectoras del organismo contra la enfermedad infecciosa consiste en la producción de antitoxinas que contrarrestan aquellos productos bacterianos. El cuerpo elabora además otras sustancias que preparan a las bacterias para su ataque más fácil por los glóbulos blancos y su desintegración subsiguiente.
Las plantas no podrían existir sin las bacterias encargadas de combinar el nitrógeno con otros elementos del terreno para formar los nitratos que son básicos para la vida vegetal.
¿Dónde viven las Bacterias?
Las bacterias son sumamente sensibles a las condiciones del medio en que viven, gracias a lo cual pueden someterse a relativo o completo control. No pueden sobrevivir, por ejemplo, a temperaturas elevadas o bajas durante largo tiempo, especialmente en condiciones de humedad. Ello hace que los instrumentos quirúrgicos queden totalmente limpios de bacterias poniéndolos a hervir durante 15 ó 20 minutos. La completa sequedad, sin embargo, hace posible la vida de las bacterias; de aquí que se procure conservar los apósitos de heridas tan secos como sea posible.
El sol retarda el desarrollo de algunas bacterias y destruye otras. Algunos otros microbios, los llamados aerobios, necesitan aire para vivir, mientras que otros, los anaerobios, sólo pueden vivir en ausencia de aire.
Las bacterias abundan por lo general en cualquier lugar del medio humano donde haya humedad; la protección contra las especies peligrosas requiere medidas selectivas, ya que pretender evitarlas todas sería imposible. Los cubiertos y enseres de cocina deberán conservarse bien limpios para eliminar de ellos posibles gérmenes patógenos. Lo mismo cabe decir de las manos, que habrán de lavarse antes de comer, especialmente tras prolongado contacto con sustancias sospechosas de alojar bacterias, como residuos humanos o animales. El baño, finalmente, deberá ser frecuente.
La importancia de estas medidas ha quedado bien comprobada por la investigación. Se ha podido saber, por ejemplo, que en la ropa interior ordinaria bien lavada y seca el contenido bacteriano se reduce a unas 150 unidades por centímetro cuadrado, cifra que se eleva a 60,000 en un solo día de uso; ello quiere decir que el número de bacterias se multiplicaba por 400 en un día y puede ascender a 1,500,000 por centímetro cuadrado al cabo de una semana.
Desde el descubrimiento básico de Pasteur en el siglo pasado, la medicina ha puesto en acción todo un arsenal de formidables armas contra las bacterias, aparte de las higiénicas, como limpieza, purificación de aguas potables e instalación de adecuados sistemas de evacuación. Para limpiar heridas e instrumentos se dispone de antisépticos como el yodo y el alcohol. Con antibióticos como la penicilina y las sulfamidas se combate una amplia gama de infecciones bacterianas. La mejor protección contra las bacterias consiste en la prevención, es decir, la limpieza dentro y fuera del cuerpo.
Por último, te dejo este resumen de las características básicas de las bacterias:
Clases de bacterias
Por su alimentación:
Parásitas: se alimentan de las sustancias producidas en
el organismo de otros seres vivos.
Saprófitas: viven en organismos muertos
Simbióticas: se asocian con otros seres vivos
Autótrofas: sintetizan materias orgánicas
Por su función:
Perjudiciales: aquellas que producen enfermedades (difteria,
cólera, tifus, tuberculosis)
Beneficiosas: las que provocan fermentaciones (queso,
vino, yogurt) y descomposición de la materia orgánica (cadáveres)
Por su forma:
Cocos: Forma Redondeada
Bacilos: Forma Alargada
Espirilos: Forma Curvada
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