La fundación de la Cruz Roja se debe al suizo Jean Henry Dunant (1828-1910), quien concibió la idea de una institución universal encargada de aliviar los sufrimientos causados por la guerra y luchó con perseverancia por convertir su sueño en realidad.
De paso por Castiglione (Italia), el joven Dunant tuvo ocasión de visitar el vecino campo de batalla de Solferino, donde las fuerzas francopiamontesas de Napoleón III acababan de lograr, el 24 de junio de 1859, una sangrienta victoria sobre el ejército austriaco. Horrorizado por el espectáculo de los miles de heridos abandonados a su suerte, se empeñó en la defensa de su proyecto, que inicialmente tropezó con la incomprensión o la indiferencia de muchos y aún con la franca oposición de algunos.
En Francia, por ejemplo, el influyente mariscal Vaillant rechazó de plano la idea y hasta se lamentó de que hubieran pasado los tiempos en que se incendiaban las ciudades conquistadas, se ejecutaba a las guarniciones y se remataba a los heridos.
Sin desalentarse, Dunant publicó en 1862 su recuerdo de Solferino, en el que describía las crueles consecuencias de la batalla y abogaba por la formación, en tiempos de paz, de sociedades nacionales preparadas para socorrer a los heridos en época de guerra. El interés universal que despertó esta obra de Dunant y sus esfuerzos personales y el de unos pocos colaboradores, culminaron en la constitución de un comité (convertido posteriormente en el Comité Internacional de la Cruz Roja) por cuya iniciativa se celebró el Ginebra una reunión de representantes de 14 países en la que se quedaron formulados los principios básicos de la Cruz Roja.
Al año siguiente (1864) se aprobó la primera convención de la Cruz Roja, en la que los gobiernos signatarios se comprometían a dar asistencia a los heridos de guerra –propios, aliados o enemigos—y se adoptó como emblema de la sociedad la figura de una cruz roja sobre campo blanco (en Irán un león y un sol rojos; en otros países musulmanes, una media luna roja).
Convenciones posteriores ampliaron los objetivos de la institución, extendiendo su protección a las víctimas de la guerra en el mar (1907), a los prisioneros de guerra (1929) y a las víctimas civiles de la guerra (1949).
La Cruz Roja, formada por el Comité Internacional (cuerpo independiente de 25 ciudadanos suizos), las sociedades nacionales de la Cruz Roja y la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, han ido aumentando progresivamente el ámbito de su humanitaria obra. Y al objetivo original de socorrer a los heridos de la guerra se han ido sumando nuevas formas de alivio del sufrimiento humano, en la guerra y en la paz, como la obtención de información sobre prisioneros, intercambio de prisioneros, ayuda a las victimas durante las hostilidades y después de ellas. La distribución de socorros en caso de desastre y en general, una fecunda y diversificada tarea de auxilio a los afligidos.
En 1901 se otorgó a Jean Henry Dunant, juntamente con el francés Frédéric Passy, el primer premio Nobel de la Paz. En la villa Gonzaga, inmediata a los campos de batalla de San Martino y Solferino, una gran cruz de bronce esmaltada en rojo rinde homenaje perpetuo a su humanitaria iniciativa.
Te dejo un video con más datos sobre esta noble organización que tanto bien le hace al mundo.
0 Comentarios