El propósito principal de la anestesia es controlar el dolor. Desde la más remota antigüedad, el hombre ha intentado conseguir este control.
Un libro de medicina escrito en el siglo I después de Cristo describe sustancias que producen sueño y sabemos que estas sustancias eran ya utilizadas en Oriente antes incluso de esa fecha. También se probaron en el pasado diversas hierbas, gases, aceites e incluso el hipnotismo para intentar controlar el dolor.
La mayoría de los productos que empezaron a utilizarse en la anestesia general son gases. Al inhalarlos, la persona queda inconsciente. Ejemplos de estos gases son el óxido nítrico, el cloroformo, el éter y el etileno. También existen otros anestésicos que son medicamentos y se inyectan en la sangre.
Estos últimos son de gran utilidad en las operaciones en que no resulta necesario relajar por completo al paciente. En ocasiones, se utilizan como anestésicos preliminares, pues producen la inconsciencia con gran rapidez. Una vez lograda ésta y para mantenerla, se administra al paciente anestésicos por inhalación.
La anestesia local se lleva a cabo inyectando un narcótico, bien en la zona que se va a operar o en un lugar específico del cuerpo que impida el paso de las sensaciones nerviosas que se reciban en la zona. Estos narcóticos pueden inyectarse a diferentes niveles de la columna vertebral, en el líquido espinal. Este tipo de anestesia se utiliza mucho durante los partos.
Existe un tercer tipo de anestesia que se denomina “anestesia caudal continua” y que también se utiliza durante el parto. En este caso, el anestésico se inyecta en el punto donde los nervios se bifurcan en la base de la columna vertebral y el anestésico no penetra así en el canal espinal.
Ejemplos de anestésicos locales son la cocaína, la novocaína y la eucaína. Con estas drogas se ha conseguido que la extracción de una muela sea una experiencia totalmente desprovista de dolor. A lo largo de la historia se han utilizado con fines terapéuticos las propiedades anestésicas de algunas sustancias: opio, cáñamo, índico, mandrágora, alcohol, Etc.
No es sin embargo, hasta mediados del siglo XIX cuando se inician las investigaciones que permitieron aplicar las técnicas científicas de la anestesia.
En 1884 el dentista Norteamericano Horace Wells utilizó en las extracciones dentarias óxido nitroso, producto cuyas propiedades habían sido estudiados por Humpry Davy en experimentos llevados a cabo en 1799.
Poco más tarde, en 1846, Morton y Jackson hicieron públicas sus conclusiones acerca de la utilización del éter como anestésico.
La anestesia local se lleva a cabo inyectando un narcótico, bien en la zona que se va a operar o en un lugar específico del cuerpo que impida el paso de las sensaciones nerviosas que se reciban en la zona. Estos narcóticos pueden inyectarse a diferentes niveles de la columna vertebral, en el líquido espinal. Este tipo de anestesia se utiliza mucho durante los partos.
Existe un tercer tipo de anestesia que se denomina “anestesia caudal continua” y que también se utiliza durante el parto. En este caso, el anestésico se inyecta en el punto donde los nervios se bifurcan en la base de la columna vertebral y el anestésico no penetra así en el canal espinal.
Ejemplos de anestésicos locales son la cocaína, la novocaína y la eucaína. Con estas drogas se ha conseguido que la extracción de una muela sea una experiencia totalmente desprovista de dolor. A lo largo de la historia se han utilizado con fines terapéuticos las propiedades anestésicas de algunas sustancias: opio, cáñamo, índico, mandrágora, alcohol, Etc.
No es sin embargo, hasta mediados del siglo XIX cuando se inician las investigaciones que permitieron aplicar las técnicas científicas de la anestesia.
En 1884 el dentista Norteamericano Horace Wells utilizó en las extracciones dentarias óxido nitroso, producto cuyas propiedades habían sido estudiados por Humpry Davy en experimentos llevados a cabo en 1799.
Horace Wells |
En 1847, Flourens publicó el resultado de sus experiencias con el cloroformo, tras lo cual fue aplicado a la anestesia quirúrgica por Simpson.
El uso de la cocaína para la anestesia local fue divulgado por Koller en 1884. Las sustancias anestésicas se dividen en “locales”, que actúan sólo en determinadas partes del cuerpo (pulverizaciones de éter, mezclas frigoríficas, cocaína) y “generales” que permiten una pérdida de la sensibilidad completa y se administran por inhalación o por inyección.
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