Una de ellas es la fuerza giroscópica. Un giróscopo es un dispositivo compuesto por una rueda de borde muy pesado y su correspondiente eje, montado de tal forma que su centro permanece en el mismo lugar esté como esté situado del giróscopo. Cuando se hace girar la rueda, conserva su posición en el espacio hasta que interviene una fuerza exterior para cambiarla.
Las ruedas de tu bicicleta, una vez en movimiento, actúan de la misma manera. Esto significa que se mantendrán en el mismo plano a menos que se aplique una fuerza considerable para cambiarlas de dirección. Por consiguiente, la fuerza giroscópica tiende a mantener la bicicleta en equilibrio.
La segunda fuerza que interviene se denomina centrífuga. El efecto centrífugo tiende a impulsar las partes de un cuerpo giratorio a lo lejos de su centro. Esta fuerza, por ejemplo, es la que te empuja hacia un lado del automóvil cuando éste gira bruscamente.
Cuando vas en bicicleta y comienzas a caer ligeramente hacia un lado, giras la rueda delantera en la misma dirección de la caída y la fuerza centrífuga te impulsa otra vez hacia arriba. El camino que recorre la bicicleta se curva imperceptiblemente hacia uno y otro lado conforme vas compensando automáticamente la tendencia a caer. En otras palabras, diriges la rueda delantera de modo que la fuerza centrífuga, sin necesidad de pensar en ella, te impida perder el equilibrio.
Cuando alguien está intentando aprender a ir en bicicleta y se ve obligado a levantarse del suelo una y otra vez para intentarlo de nuevo, no puede llegar a imaginar lo fácil que resulta a quien ya posee la práctica suficiente. De igual modo, hay personas que saben ir con plena soltura en bicicletas de una sola rueda llamadas monociclos.
Monociclo |
Para dominar un monociclo hace falta un gran sentido del equilibrio, pues la superficie de contacto con el suelo es menor aún que la de una bicicleta. Este sentido del equilibrio, como todas las habilidades, se obtiene y se consolida mediante la práctica, cuanto más intensa, mejor.
Es probable que cuando has estado detenido en un semáforo en espera de que llegue la luz verde hayas observado muchas veces que los motoristas han de apoyarse con los pies para dominar la moto. Sin embargo, cuando están en marcha la moto se mantiene en equilibrio por sí misma, es mucho más fácil de manejar, más cómoda y más ligera.
Además de la energía que proviene de la propulsión, sea de los propios músculos del ciclista, sea del motor de la motocicleta, existe otro factor determinante para que los vehículos se desplacen sobre el suelo.
Este factor es el rozamiento. Por un lado, se convierte en factor negativo, pues una parte de energía de la máquina se pierde con el rozamiento de la rueda con el suelo. Pero por otra parte es fundamental para que el movimiento se produzca, el giro de la rueda sin la resistencia que el suelo le ofrece no serviría sino para moverse en el vacío.
Esta resistencia es la que obliga a la rueda a desplazarse en el suelo y con ella el vehículo. También es importante el sentido del equilibrio que posea el individuo en cuestión.
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