El Café



Se puede decir que no hay persona en el mundo civilizado que no lo haya probado y en algunas culturas está tan arraigada la costumbre de beberlo que para ellas la bebida pasa a ser una necesidad que es muy difícil llegar a abandonar.


Tan grande es el consumo mundial que su producción es fuente de riqueza para algunos países como Brasil cuyo suelo y clima se han mostrado especialmente satisfactorios para el cultivo del cafeto o árbol del café.


¿Cómo se descubrió?

El descubrimiento del café se pierde en la leyenda. Nadie sabe realmente a quien se le ocurrió por primera vez prepararse una infusión de café.

Sin embargo existe una leyenda según la cual, hace unos mil años, un abisinio (gentilicio de la persona originaria de la antigua Abisinia, actual Etiopía) se sintió atraído por el agradable olor de un arbusto silvestre que ardía. El hombre mascó algunas de sus bayas y le gustó tanto el sabor que preparó una infusión, así dicen, se descubrió el café.

Algo hay de cierto en esta leyenda: sabemos que los abisinios de África oriental fueron los primeros en apreciar el café. Hasta el siglo XV, fue el único lugar del mundo donde se cultivó. De allí pasó a Arabia y durante los 200 años siguientes, el café mundial se produjo en el Yemen, al sur de Arabia.

En el siglo XVII los holandeses cultivaron el café en Java y distribuyeron la planta por diversos países tropicales. Los ingleses lo llevaron a Jamaica de donde pasó a diversas naciones de América del Sur y central. Pronto el café se hizo muy popular tanto en Europa como en América.

La planta del café o cafeto crece en todos los climas tropicales, aunque son preferibles los terrenos bastante altos con muy buen drenaje. Se producen grandes cantidades de café en Venezuela, Colombia, Guatemala, México, Java y sobre todo en Brasil; Las hojas del cafeto poseen un hermoso color verde, lo que hace que las plantaciones, observadas desde la distancia tengan un aspecto parecido a una alfombra luminosa tendida en el campo.

Los términos “Moka” y “java” se referían hace tiempo al lugar de procedencia del café; en la actualidad sólo designan un tipo especial de café.

Por ejemplo en Brasil se cultivan principalmente estos dos tipos, así como otros dos conocidos por Río y Santos. El puerto cafetero más grande del mundo está en Santos, Brasil.

Los abisinios, al parecer, cuentan entre sus más antiguas costumbres la de tomar café. Desde allí o desde Etiopía se extendió su uso hasta Arabia y posteriormente hasta la Meca. Los locales en que se tomaba esta infusión pronto se convirtieron en centros de reunión y de la vida social, de modo semejante a los actuales bares o cafeterías.

En el siglo XVI, El Cairo se sumó a la costumbre de tomar café y de allí pasó a Siria, Turquía, Líbano y Constantinopla.

Fueron los Venecianos en el siglo XVII los que importaron por primera vez en cantidades notables el café a Europa y a mediados de aquel siglo la costumbre se popularizó.

La planta del café es un arbusto alto de hojas brillantes cuya fruta parece una pequeña cereza. Los granos de café aparecen solos o en dos mitades, con sus lados planos frente a frente.
Fruto del Café

Variedades de Café

Existen cuatro tipos importantes que se cultivan a nivel mundial, los cuales son:
➣Café Arábica (Coffea Arabica)
➣Café Robusta (Coffea Canephora)
➣Café Liberiano
➣Café Excelso
Entre estas el tipo Arábica tiene un 60% del mercado mundial seguido del tipo Robusta con 40%.

¿Cómo se prepara la bebida de café?

Al hacer en agua hirviendo una infusión de granos de café bien tostados y molidos se obtiene una bebida oscura, amarga y de olor penetrante.

Para preparar el líquido que todos conocemos no se emplea la semilla verde, sino que previamente se la ha sometido a un proceso de tostado o torrefacción. En virtud de este proceso se producen en el grano una serie de cambios químicos que lo hacen más apto para el consumo, pues en él se desarrolla el aroma y el sabor que lo distinguen.

La torrefacción es un proceso mediante el cual el grano de café verde incrementa su tamaño, cambia su color(se ennegrece), se altera su densidad haciéndolo quebradizo y se evapora el agua que contiene. Durante este proceso aparece un aceite amargo llamado cafeona que hace que el aroma del grano sea más fuerte. El resto de las sustancias cuya presencia habíamos señalado en el grano de café se conservan después de la torrefacción: la cafeína un tanto disminuida y el tanino, junto con las sales de potasio y el azúcar, transformados en caramelo, este proceso provoca el sabor que todos conocemos de la infusión de café.


La bebida tiene, gracias a la cafeona, propiedades gustativas; con la cafeína, acción estimulante y con el tanino, débilmente, propiedades astringentes.

Taza de café
Por su contenido de cafeína el café no es apropiado para todos, especialmente para los niños y las personas nerviosas, se han inventado procesos químicos que han logrado quitarle ese estimulante y así se obtiene una sustancia con todas las ventajas del café natural y sin los inconvenientes que pudiera presentar su alcaloide para determinados organismos.

La preparación y el uso del café iniciaron en Europa en 1652, en Londres y más tarde se extendió el resto del continente. El consumo y popularidad que alcanzó la bebida hizo que surgiera el interés de estudiar si tenía aplicaciones médicas.

Efectos del café en el cuerpo humano 

La acción que ejerce el café sobre el organismo se manifiesta con mayor claridad en las personas que no están acostumbradas a beberlo o en aquellas que se exceden en el consumo de la dosis a que están habituadas, pues el organismo se acostumbra a su ingestión y acaba por ser insensible.

Es costumbre beber café después de las comidas, puesto que, además de llevar calor a la mucosa del estómago, su olor y sabor, tan agradables aumentan la secreción de jugo gástrico.

La bebida produce un efecto estimulante en el sistema nervioso que da como resultado una disminución de la fatiga, por quitar el sueño y hacer el pensamiento más activo, aunque más móvil.

La acción del café alcanza al corazón y se revela por una mayor rapidez de las pulsaciones, por latidos más enérgicos y una aceleración de la circulación. Estos efectos se deben a la cafeína, que está presente en una proporción aproximada de tres centigramos por cada taza de café. 

Valor alimenticio del café 

A pesar de su consumo en masa y popularidad el café sufre un defecto: su falta de valor alimenticio.

Las proporciones de sustancias que puedan ser nutritivas al cuerpo humano son tan escasas en la bebida que simplemente no vale la pena consumirlo buscando valor energético. 

Es imposible que se pueda sostener el organismo sólo con café y de intentar hacerlo la cantidad que se debería consumir para apenas lograr algo de beneficio contendría tal cantidad de cafeína que podría ocasionar la muerte. Aquí se reafirma que el café es sólo una bebida estimulante, no un alimento. 

Precauciones en el consumo del café 

Mientras el consumo del café sea moderado no son de temer trastornos orgánicos, salvo en personas muy delicadas o enfermas.

Bien sea por su edad o porque su organismo tenga una tendencia específica, hay individuos que después del consumo de café presentan molestias tales como dolores de cabeza, temblores de manos, dolor en el pecho, vértigos e insomnio. Estos síntomas son pasajeros, pues cesan si se suspende el uso del café. Pero hay otras personas que por beber café en grandes cantidades terminan por intoxicarse y presentar síntomas de lo que los médicos llaman “cafeísmo crónico”. Se han presentado casos en que individuos llegan a consumir dosis tan altas como dos litros diarios de café, este tipo de hábito hace que el consumo sea urgente y provoca trastornos nerviosos si no se consume. 

Si una persona sufre intoxicación crónica de cafeína tendrá efectos en su organismo dependiendo de su constitución orgánica; en su mayoría las que se presentan son alteraciones digestivas y nerviosas.

En el caso de lo digestivo se presenta falta de apetito, dolor estomacal y problemas para digerir el alimento; en el caso de las alteraciones nerviosas las básica son el dolor de cabeza repetitivo, vértigos y la presencia de insomnio, todo esto junto con pérdida de peso.

Aplicaciones medicinales del café

El efecto estimulante del café en dosis limitadas y en el momento oportuno es muy útil. Desde tiempos antiguos los médicos conocían sus propiedades estimulantes, que hoy sabemos se deben a la cafeína, y por ello se aconsejaba beber café en casos especiales tales como las intoxicaciones por consumo de opio; este narcótico produce un estado de somnolencia muy fuerte y se combate con el consumo de café que produce excitación en la persona que lo consume.

La bebida estimula las contracciones del estómago y así se generan mayores cantidades de jugo gástrico, lo que combate algunas molestias digestivas.

También se utiliza el café por su sabor que permite “disfrazar” el de medicamentos como el aceite de ricino y la quinina.

El café no debe ser consumido por personas que sufran de nerviosismo pues se incrementarían sus síntomas, personas con insomnio y/o palpitaciones así como tampoco por niños puesto que la acción estimulante de la bebida es nociva entre ellos.

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